El dilema del TDAH: “Hasta que no mediqué a mi hijo no dejó de sufrir, ¿qué tendría que haber hecho?”
La reflexión de un conductista tras el debate sobre el origen del TDAH
Por José Olid
[one_second]El TDAH existe. Es una realidad. No se puede negar una condición que afecta a miles de familias y que genera indefensión a numerosas madres y padres en España.
En el debate que tuvo lugar en Sevilla a principios de este mes no se puso nunca en cuestión este asunto, y ocurrió algo excepcional: desde diferentes enfoques, se aunaron fuerzas para dar respuestas a la sociedad, a esas familias que están desesperadas por encontrar una explicación y una solución a los problemas de sus pequeños.
“El TDAH no existe”, “la medicación no sirve para nada”, “el TDAH existe y está en el cerebro”, “la medicación lo es todo”: estas afirmaciones han sido escuchadas y leídas provenientes de profesionales de diferentes disciplinas. Más allá de su veracidad, debiéramos preguntarnos: ¿Quién respondería así a esa madre que pregunta qué tendría que haber hecho?
Los profesionales de la psicología no somos insensibles, y si bien podemos perdernos a veces en discusiones estériles, no debiéramos dejar de escuchar a las personas a las que servimos, y al escuchar podremos dar buenas respuestas. Y una respuesta es buena si es útil.
No perdamos de vista el contexto, no demonicemos: una madre puede medicar a su hijo diagnosticado de TDAH y eso no está mal, ¿cómo va a estarlo en una sociedad en la que la única respuesta de cuidado disponible para la salud de tu hijo parece ser la medicación?
“Está bien, estás haciendo lo mejor dadas tus circunstancias” debiera ser una respuesta que, de primeras, toda madre y padre que lidia con la situación de déficit de atención con o sin hiperactividad de sus hijos recibiera.
A partir de ahí, hagamos nuestro trabajo. Y este trabajo debe tener lugar, bajo mi punto de vista, en dos frentes.
Por un lado, debemos utilizar la ciencia de la conducta para evaluar las variables que inciden en el mantenimiento de un problema que ya está presente, y modificarlas para que se produzcan cambios. Esto se llama tratamiento o entrenamiento en habilidades atencionales y disminución de la hiperactividad.
Por otro, debemos trabajar a nivel social para preparar a madres, padres y educadores en general, para que puedan prevenir desde los niveles más inmediatos la aparición de comportamientos de inatención e hiperactividad.
Porque no lo olvidemos: madres y padres nos van a hacer una y otra vez esa pregunta, sobre sus hijos, en nuestro día a día, y tenemos la responsabilidad de dar una
respuesta que les sirva de algo -y sentirse culpables no es demasiado útil, no lo olvidemos.
Y por encima de todo, debemos conseguir algo más grande: tenemos la responsabilidad de que no haya madre o padre que llegue a realizar esa pregunta jamás.
Y esa responsabilidad -más allá de opiniones y egos- es de todos y todas.[/one_second]
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José Manuel Sánchez Olid es Licenciado en Psicología por la Universidad de Málaga. Máster Sanitario en Práctica Clínica. Doctorando en Procesos de Relación Terapéutica mediante Terapia de Aceptación y Compromiso. Psicólogo General Sanitario en ejercicio.
Miembro de ACBS, con experiencia en ACT, Psicoterapia Analítico Funcional, Terapia de Activación Conductual, Terapia Integral de Pareja y aplicación de Mindfulness en consulta. Director del Máster Online en Terapias Contextuales, coordinador y docente en ACTÚA Consultores, Coordinador de Máster en Psicología. Ha elaborado numerosos manuales y vídeos didácticos así como herramientas e-learning aplicaciones para móvil sobre ACT y Mindfulness. Autor del Manual ACT para evaluación y tratamiento en trastornos del estado de ánimo” y “Manual de auto-no-ayuda”.[/one_second]
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