Carla A. Carvalho Gómez

Introducción

En la actualidad, han aumentado de forma exponencial los estudios e investigaciones centrados en esclarecer el funcionamiento cerebral y cómo se desarrollan las diferentes patologías y trastornos relacionados con un mal funcionamiento del mismo.

Sin embargo, dicho interés no es relativamente reciente, pues dicha tradición se inició hace más de 2.000 años con los estudios de Hipócrates o Galeno, entre otros.

Y es así, como poco a poco, el interés por conocer el cerebro y las habilidades que residían en éste dieron paso en el siglo XIX al nacimiento de la Psicología, disciplina íntimamente ligada al estudio de la conducta humana.

El reciente auge, hace apenas dos décadas, de algunas ramas de la Psicología como la Neuropsicología, han suscitado el interés tanto de psicólogos como de interesados en la Neurociencia. Interesados que plantean la necesidad de un encuentro entre ésta y otras ramas de la Psicología como la Psicología Clínica.

Ramas a priori con objetos de estudio independientes y claramente diferenciables pero con características semejantes desde el punto de vista del estudio del ser humano, pues como bien sabemos ambas disciplinas operan sobre el sustrato neurobiológico.

Ramas de la Psicología

Actualmente, son diversas las ramas de la Psicología, cuyo objeto de estudio se diferencia claramente uno de otro, o no.

No obstante, en dicho artículo no nos centraremos en analizar cada una de ellas. En concreto, centraremos nuestra atención en la rama más clínica de la Psicología, y en aquella considerada por mucho autores como la rama médica de la disciplina, la Neuropsicología; así como la necesidad de punto de encuentro o nexo de unión entre ambas.

Necesidad de un encuentro

La psicopatología posee un amplio campo de estudio, centrado fundamentalmente en la salud mental del individuo: factores que pueden comprometerla, prevención, evaluación, tratamiento y diagnóstico.

Sin embargo, las explicaciones al respecto, en la mayoría de los casos, son explicaciones reduccionistas, centradas en el modelo cognitivo – conductual, que dejan de lado diferentes variables que pueden hacer comprender el trastorno o patología en su totalidad.

De esta forma, los planteamientos derivados de esta disciplina dejan de lado la estrecha relación existente entre la mente y el cerebro, objeto de estudio de la Neuropsicología.

La Neuropsicología no se centra de forma exclusiva en un análisis microscopio de la patología como podría hacer la Psiquiatra, ni en una análisis macroscópico de la misma como la Psicología Cínica sino que aúna ambas perspectivas para dar lugar a un modelo holístico del cerebro que permita conocer el funcionamiento del mismo en su totalidad.

¿Qué aporta la Neuropsicología a la Psicología Clínica?

En la actualidad, cada vez son más los casos en los que se utiliza la evaluación neuropsicológica para determinar el nivel cognitivo de personas que sufren trastornos mentales. Dicha evaluación nos permite, entre otras cosas:

  1. Describir los trastornos mentales en términos de funcionamiento cognitivo.
  2. Definir los perfiles clínicos que caracterizan a los diferentes tipos.
  3. Contribuir a la clasificación diagnostica.
  4. Establecer programas de rehabilitación individualizados.
  5. Valorar la eficacia de las intervenciones.

De esta forma, la evaluación neuropsicológica podría ser utilizada no sólo para describir y definir los diferentes trastornos mentales sino para anticiparnos a su evolución y establecer un pronóstico de los mismos.

Neuropsicología de los trastornos mentales

Como sabemos, y tal como se recoge en la nueva edición del DSM, gran parte de los trastornos mentales se caracterizan por la presencia de disfunciones en el funcionamiento cognitivo: déficits atencionales, mnesicos o alteraciones relacionadas con las funciones ejecutivas, etc.

En consecuencia, es difícil establecer dónde radica el objeto de estudio de la Psicología Clínica y la Neuropsicología, pues la separación de ambas disciplinas no es tan clara como parece.

Conclusiones

Los trastornos mentales son fruto de disfunciones en el funcionamiento cerebral o anomalías estructurales que tienen como consecuencia última alteraciones conductuales, cognitivas y emocionales.

Por lo tanto, a raíz de esta afirmación es imposible, al menos bajo la óptica del redactor, entender dichas alteraciones en su totalidad sin tener en cuenta el estudio de un órgano tan complejo como es el cerebro humano.

Por tanto, teniendo en cuenta los nuevos datos sobre el cerebro, es necesario que un futuro, no muy lejano, la Psicología Clínica elabore nuevos instrumentos de intervención que permitan conocer los trastornos mentales en su totalidad.

De esta forma se podrán crear tratamiento rehabilitadores específicos e individualizados que disminuyan la discapacidad subyacente de cada trastorno, aumentando en consecuencia la calidad de vida de los pacientes.

Como decía el propio William James: “Para cambiar la vida: comienza inmediatamente. Hazlo ostentosamente”.

Referencias bibliográficas

  1. Céspedes, M., & Ustárroz, J. M. T. (2001). Rehabilitación neuropsicológica.
  2. Tirapu-Ustárroz, J., & Muñoz-Céspedes, J. M. (2004). Neurociencia, neuropsicología y psicología clínica: Necesidad de un encuentro.  com8(1).

Si quieres saber más pincha AQUÍ