Empezaré por mostrar las falacias sobre las que se realiza el diagnóstico (citaré cuatro). A partir de aquí, difícilmente puede haber bases neurobiológicas y genéticas específicas. Discutiré la evidencia que se aduce. Esto me llevará a decir que el diagnóstico carece de la entidad que se supone y por la que existe.
No obstante, el “TDAH” existe como discurso que sirve a diferentes propósitos y armoniza una diversidad de intereses. Asimismo, sin negar que el TDAH se puede referir a posibles problemas, estos se podría entender y abordar sin necesidad de un diagnóstico clínico, a nivel del problema mismo en su contexto escolar y familiar. Una conclusión a la que llegaré es que los problemas a los que se refiere el diagnóstico nunca debieran salir del ámbito escolar y familiar. Si pasan por servicios clínicos sería para ver si tienen otro problema, un problema médico propiamente, pero nunca salir con el diagnóstico de TDAH.