Conceptualización y tres principios a poner en marcha en sesión

Recordamos que la depresión es una situación en la cual la persona entra, definida por las siguientes características funcionales:

  • Presencia de eventos externos aversivos. Esto puede ser haber sufrido una pérdida, estar pasando por un conjunto de experiencias negativas, sufrir una larga temporada de estrés elevado o experimentar numerosos cambios en la vida con una baja percepción de control ante ello.
  • Retirada de eventos externos apetitivos. De manera conjunta a la presencia de estimulación aversiva, está la ausencia de recompensas o reforzadores disponibles en el entorno. Pérdida del contacto social, de amistades o de cualquier otra estimulación que fuera agradable (como simplemente dar paseos por la playa) pueden ir poco a poco haciendo mella y llevar a una persona a una situación de depresión.
  • Eventos internos indeseados. De manera asociada inevitablemente a la retirada de recompensas y presencia de estimulación aversiva, la persona experimenta eventos internos indeseados como tristeza, culpa, vacío, sensación de abandono, pensamientos de fatalidad sobre sí mismo, sobre el futuro y sobre el mundo…
  • Respuesta de evitación. La persona abandona actividades, círculos sociales, se queda en casa, duerme más o duerme menos, come más o come menos, trabaja más o menos… y esto lo hace para evitar los eventos internos indeseados que están inevitablemente asociados a las condiciones de su entorno y de la situación en la que ha entrado.

 

De esta manera, el psicólogo contextual debe hacer la valoración utilizando una entrevista y las herramientas psicométricas que existen para valorar esos cuatro puntos, y establecer una línea base desde la cual orientar la intervención, siempre con el análisis funcional de la conducta delante.

La intervención en Activación Conductual se basa en principios, y a continuación vamos a enunciar y comentar brevemente tres de ellos:

 

  1. La clave para cambiar cómo se sienten las personas consiste en cambiar lo que hacen. Esto significa que el terapeuta tiene que poner el foco en la acción, momento a momento, en la sesión, e ir realizando aproximaciones a cambios conductuales. Debe evitarse transmitir que el requisito para salir de la depresión es sentirse bien o motivado: eso viene después.

 

  1. Estructurar y programar actividades que siguen un plan, no un estado anímico. A la hora de realizar una agenda semanal, es muy importante no tener en cuenta el rendimiento en ese momento: se trata de activación, no de “perfección” conductual, por lo que asumimos cualquier resultado en la tarea como válido y como punto a partir del cual seguir activando. Si ponemos en la agenda “estudiar 3/4 de hora”, no se trata de “comprobar que sé todo lo estudiado en esos 3/4”: da igual si te lo sabes o no, al menos por ahora, si simplemente has estado ese tiempo estudiando.
  1. El cambio será más fácil cuando se empieza por algo pequeño. Siguiendo el principio conductual de aproximaciones sucesivas, a un niño pequeño no le pedimos que se ate los zapatos del tirón si vemos que intenta encajar el pie derecho en el zapato izquierdo: no se entienda esto como que el cliente es un niño al que hay que enseñar y corregir, en absoluto es así, se trata de que al propio proceso terapéutico no podemos pedirle resultados globales cuyas partes no han sido entrenadas paso por paso previamente.

 

En este artículo habéis encontrado una somera pincelada de la pintura global, en la que podréis sumergiros en el módulo sobre Activación Conductual que forma parte del 2º Experto en Terapias Contextuales de Ítaca Formación, en Málaga, empezando en noviembre de este año.

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